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Sociedad y Cultura

Capadocia: Entre la Tierra y el Cielo

El Medio
  • febrero 7, 2025
  • 3 min read
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Capadocia: Entre la Tierra y el Cielo

Por Laura Muñoz

El primer aliento de Capadocia no llega con el viento, sino con la mirada. Desde la ventana del avión, la silueta del volcán Erciyes emerge como un guardián de piedra, cuyas nieves eternas contrastan con la aridez del altiplano de Anatolia. Al aterrizar en Kayseri, la historia parece susurrar desde las murallas que alguna vez defendieron la antigua Cesarea, capital de una provincia romana que ahora es solo un eco en la vastedad turca.

El susurro de las «chimeneas de hadas»

El trayecto hacia Göreme es un desfile de horizontes infinitos, donde la estepa parece no tener fin. Pero de pronto, el paisaje se transforma en un escenario onírico: columnas de piedra conocidas como «chimeneas de hadas» se alzan desafiando la gravedad. Estas formaciones, modeladas por el capricho del viento y la paciencia del tiempo, son vestigios de un pasado volcánico que ha dejado su huella en la toba blanda, esculpiendo torres coronadas por sombreros de basalto.

Göreme no es solo un punto en el mapa, sino un portal. Sus casas cueva y monasterios excavados en la roca son testimonio de una humanidad que encontró refugio y espiritualidad en las entrañas de la tierra. Al atardecer, los valles cercanos se tiñen de tonos rosados y anaranjados, un espectáculo que el sol regala antes de ocultarse tras las colinas.

Caminos de fe y piedra

El Valle de las Palomas (Güverçinlik Vadisi) conecta Göreme con Üçhisar en un sendero que serpentea entre acantilados horadados por antiguos palomares. Los monjes bizantinos no solo cultivaron la fe aquí, sino también la tierra, utilizando los excrementos de paloma como fertilizante. Cada cueva, cada abertura en la roca, cuenta una historia de supervivencia y devoción.

En lo alto de Üçhisar, una fortaleza natural se yergue como un vigía eterno. Desde su cima, la Capadocia se extiende en un mosaico de valles, rocas y cúpulas que parecen flotar entre la tierra y el cielo.

Capillas ocultas y ciudades bajo tierra

El Museo al Aire Libre de Göreme revela iglesias milenarias cuyas paredes narran pasajes bíblicos en frescos vibrantes. La Iglesia Oscura (Karanlık Kilise), con sus pinturas casi intactas, es un santuario de color y luz en medio de la penumbra.

Más allá, el Valle de Soganli y la ciudad subterránea de Derinkuyu invitan a descender a un mundo paralelo. Túneles y estancias que se adentran 85 metros bajo tierra fueron refugio en tiempos de invasiones. Caminar por estos pasadizos es sentir la respiración del pasado en cada piedra.

Ihlara: un oasis entre cañones

El Valle de Ihlara es un suspiro verde entre cañones de roca roja. A orillas del río Melendiz, iglesias talladas en la piedra esconden frescos que sobreviven al tiempo y al olvido. Aquí, la naturaleza y la fe dialogan en un murmullo que acompaña cada paso.

El último giro: Konya y los derviches

El viaje culmina en Konya, donde el misticismo de Rumi impregna el aire. En el mausoleo de Mevlana, el silencio es un acto de respeto. Y en el Centro Cultural Mevlana, los derviches giran en un ritual hipnótico, conectando cielo y tierra con cada vuelta, recordándonos que el viaje nunca termina, solo se transforma.

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