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Brasil vive la COP30: Belém ya es el epicentro climático del mundo mientras avanzan las primeras negociaciones clave

El Medio
  • noviembre 14, 2025
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Brasil vive la COP30: Belém ya es el epicentro climático del mundo mientras avanzan las primeras negociaciones clave

Brasil está viviendo la COP30. Desde el 10 de noviembre y hasta el 21, Belém do Pará se convirtió en el epicentro de la política climática mundial, con la inauguración oficial de la cumbre y el inicio de jornadas intensas de negociación en plena Amazonía brasileña. La conferencia abrió con un mensaje contundente: esta década debe ser la de la aceleración y el cumplimiento real de los compromisos, no solo la de los discursos. En la sesión de apertura, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva subrayó que llevar la COP30 a Belém fue una decisión política y simbólica para mostrar que la Amazonía no es solo un tema de debate, sino parte esencial de la solución climática, mientras que la dirigencia de Naciones Unidas para el clima llamó a los países a dejar de enfrentarse entre sí y a “pelear juntos contra la crisis climática”, marcando el tono de unas conversaciones que nacen bajo fuerte presión ciudadana y científica.

En estos primeros días, la COP30 se desarrolla en un contexto complejo: los informes más recientes advierten que el mundo sigue lejos de la senda de 1,5 °C, y se insiste en que el incumplimiento de esa meta es un fracaso moral que se mide en eventos extremos más devastadores, pérdida de biodiversidad y crisis humanitarias. Al mismo tiempo, desde Belém se impulsa una narrativa de justicia climática: el Sur Global reclama que no puede exigirse más ambición sin garantizar financiamiento suficiente, transferencia de tecnología y condiciones justas para una transición energética que no agrande las desigualdades.

La agenda que ya se discute en las salas plenarias y reuniones técnicas pone en el centro el financiamiento climático, con la propuesta de movilizar recursos a gran escala hacia 2035 para apoyar a los países en desarrollo, así como la hoja de ruta para un nuevo objetivo colectivo de financiación que supere la promesa incumplida de los 100.000 millones de dólares anuales.

En paralelo, avanzan debates sobre la implementación del Fondo de Pérdidas y Daños, la actualización de las contribuciones climáticas (NDC) hacia 2035, la protección de bosques tropicales —incluida la Amazonía— y los compromisos en energías renovables y transición energética justa, donde aparecen con fuerza temas como los biocombustibles sostenibles, la salida progresiva de los combustibles fósiles y la participación de las comunidades en los proyectos energéticos.

En el terreno, Belém vive una transformación intensa: miles de delegados oficiales, periodistas, organizaciones sociales, pueblos indígenas, juventudes y movimientos de fe copan los espacios del centro de convenciones y los pabellones temáticos mientras se desarrollan plenarias, diálogos de alto nivel y eventos paralelos. La ciudad amazónica se convierte así en un laboratorio político y simbólico donde se cruzan la diplomacia climática, las demandas territoriales y las expresiones culturales que recuerdan que la crisis climática no es solo un asunto de cifras, sino de vidas concretas.

La Presidencia de la COP30 y la ONU han instalado además espacios de diálogo con pueblos indígenas y comunidades tradicionales, que insisten en que no habrá soluciones reales sin garantías para los territorios, protección de defensores ambientales y reconocimiento efectivo de sus derechos.

Mientras las delegaciones negocian textos, la pregunta de fondo sigue siendo la misma: ¿saldrá de Belém un paquete de decisiones capaz de cambiar la curva de emisiones, proteger los bosques y asegurar recursos suficientes para adaptación y para pérdidas y daños, o se sumará a la lista de cumbres que prometen más de lo que cumplen? La agenda y la información oficial de la COP30 pueden consultarse en el sitio del país anfitrión en el siguiente enlace: https://cop30.br/es

Con la cumbre ya en marcha, Belém no es solo la sede de un evento: es el escenario en el que se juega una parte crucial del futuro climático del planeta. Lo que ocurra en estos días —los acuerdos que se logren, las decisiones que se pospongan y las voces que se escuchen o se silencien— marcará la memoria de esta COP30 y definirá si la Amazonía fue simplemente un telón de fondo o el punto de inflexión que necesitaba la acción climática global.

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