El impacto imparable de las redes sociales en la comunicación global

Por Laura Muñoz

Las redes sociales han revolucionado la comunicación, convirtiéndose en una pieza clave en la forma en que nos informamos, socializamos, hacemos negocios e incluso participamos en la política y el activismo. Sin embargo, junto con su impacto positivo, también han abierto la puerta a la manipulación, la desinformación y la adicción digital.

Con más de 5.000 millones de usuarios en 2025, estas plataformas han transformado la manera en que interactuamos con el mundo, planteando desafíos sobre la privacidad, la influencia de los algoritmos y la concentración del poder digital en unas pocas corporaciones.

Más de 5.000 millones de usuarios conectados.

El crecimiento de las redes sociales es imparable. A inicios de 2025, el 62,3% de la población mundial tenía presencia en al menos una plataforma digital. Este incremento ha sido impulsado por la digitalización acelerada, la proliferación de dispositivos móviles y el acceso masivo a internet.

¿Para qué usamos realmente las redes sociales? Si bien su propósito inicial era conectar personas, hoy las redes sociales cumplen múltiples funciones en la vida cotidiana:

• Comunicación y socialización: WhatsApp, Facebook e Instagram siguen siendo los espacios principales para interactuar con amigos, familia y comunidades.
• Información y noticias: X (antes Twitter) y Facebook han sido fundamentales en la difusión de noticias, aunque también han sido criticados por la propagación de fake news.
• Negocios y marketing: Empresas y marcas utilizan Instagram, TikTok y LinkedIn para promocionarse, vender productos y fortalecer su presencia en el mercado.
• Entretenimiento y contenido viral: TikTok y YouTube dominan en este ámbito, capturando la atención de los usuarios durante horas con videos cortos, tendencias y desafíos.
• Activismo y movilización social: Desde movimientos políticos hasta causas ambientales y derechos humanos, las redes se han convertido en una herramienta clave para la protesta y la acción colectiva.
• Manipulación y desinformación: Gobiernos, corporaciones e incluso actores individuales han utilizado las plataformas para influir en elecciones, moldear opiniones y manipular masas mediante algoritmos y campañas de desinformación.

Las redes sociales más utilizadas en 2025. El dominio de las principales plataformas sigue fortaleciéndose, con Facebook liderando el ranking:

• Facebook: 3.065 millones de usuarios activos mensuales.
• YouTube: 2.530 millones de usuarios activos mensuales.
• WhatsApp: 2.000 millones de usuarios activos mensuales.
• Instagram: 2.000 millones de usuarios activos mensuales.
• TikTok: 1.690 millones de usuarios activos mensuales.

Estas cifras revelan la consolidación de las redes tradicionales y el crecimiento sostenido de plataformas visuales y de mensajería instantánea.

¿Quiénes son los usuarios de redes sociales? El perfil demográfico de los usuarios varía según la plataforma. En Facebook, la mayoría de los usuarios tienen entre 25 y 34 años, representando el 29% de la base total. Por otro lado, TikTok ha consolidado su atractivo entre jóvenes adultos, con el grupo 25-34 años como el más representativo, seguido de cerca por el de 18-24 años.

Este comportamiento sugiere que, aunque las redes sociales son transversales en la sociedad, ciertas plataformas mantienen una fuerte identidad generacional.

El tiempo que pasamos en redes sociales. El consumo de redes sociales también ha aumentado. Los usuarios de Android pasan en promedio 35 horas al mes viendo videos en TikTok, lo que la posiciona como la plataforma con mayor nivel de engagement.

Este incremento en el tiempo de uso plantea interrogantes sobre el impacto en la productividad, la salud mental y la interacción en el mundo real, temas que continúan siendo objeto de debate en el ámbito académico y tecnológico.

¿Quién controla el ecosistema digital? El poder de las redes sociales no solo está en su número de usuarios, sino en quién las maneja y con qué intereses:

• Facebook, Instagram y WhatsApp → Propiedad de Meta (Mark Zuckerberg). Controla el ecosistema de redes más grande y maneja una cantidad masiva de datos sobre sus usuarios.
• YouTube → Pertenece a Google (Alphabet), con un dominio absoluto en contenido audiovisual y publicidad digital.
• X (antes Twitter) → Actualmente bajo la dirección de Elon Musk, se ha convertido en un espacio de debate, pero también en un terreno fértil para la polarización y la desinformación.
• TikTok → Propiedad de la empresa china ByteDance, enfrenta regulaciones y restricciones en varios países debido a preocupaciones sobre privacidad y control de datos.
• LinkedIn → Plataforma de networking profesional, bajo el control de Microsoft, con un enfoque más corporativo y educativo.

El lado oscuro de las redes sociales. El crecimiento de las redes también ha traído consigo desafíos importantes:

• Manipulación algorítmica: Las plataformas no muestran contenido de forma neutral, sino que sus algoritmos priorizan lo que genera más interacción, a menudo amplificando información polarizante.
• Desinformación y fake news: Estudios han demostrado que las noticias falsas se difunden seis veces más rápido que las verdaderas, lo que pone en jaque la credibilidad de la información en línea.
• Adicción digital: En 2025, los usuarios pasan un promedio de 35 horas al mes en TikTok, lo que ha generado preocupaciones sobre el impacto en la salud mental y la productividad.

El futuro de la comunicación digital. Con la inteligencia artificial, la realidad aumentada y el metaverso ganando terreno, el panorama de las redes sociales sigue en evolución. Su capacidad para conectar personas, influir en tendencias y transformar la manera en que nos informamos y entretenemos confirma que su impacto no solo es significativo, sino que seguirá marcando el rumbo de la comunicación global en los próximos años.

El reto está en equilibrar el uso de estas plataformas con el pensamiento crítico y la conciencia digital. La era de la información no solo exige estar conectados, sino también ser responsables con lo que consumimos y compartimos. En un mundo donde los algoritmos deciden qué vemos y qué pensamos, el desafío es recuperar el control de nuestra comunicación