
Este domingo se desarrollaron en Colombia las elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud (CMLJ), un mecanismo dirigido especialmente a jóvenes entre 14 y 28 años para elegir representantes de sus intereses en el ámbito territorial. Sin embargo, más allá de la cifra de votantes, expertos y organismos llaman la atención sobre la necesidad de mayor articulación interinstitucional, pedagogía y visibilidad para que estas instancias cumplan con su potencial.
Lo que muestran los datos
La Registraduría Nacional del Estado Civil reportó que un total de 11.702.436 jóvenes entre los 14 y los 28 años estaban habilitados para votar en estas elecciones. Además, más de 45.000 jóvenes se inscribieron como candidatos, distribuidos entre partidos políticos (21.210) y listas independientes (13.582). Lo anterior marca un avance en la movilización de las juventudes para estos procesos.
En la elección anterior (2021), la participación fue de apenas alrededor del 10 % del censo juvenil. Esto deja claro que, aunque hay progreso, el reto de lograr una participación amplia sigue siendo urgente.
Las voces institucionales: avances y retos
La Defensoría del Pueblo subrayó que esta cita electoral representa “un hito en la historia democrática colombiana” y destacó la necesidad de que los jóvenes conozcan su rol y participen con consciencia, autonomía e información.
Por su parte, la MOE señaló que, aunque la jornada electoral se desarrolló con normalidad en muchos territorios, la afluencia de jóvenes sigue siendo limitada, y advirtió sobre déficits en pedagogía cívica y comprensión del mecanismo.
Los desafíos que persisten en las elecciones de los CMLJ se concentran en cuatro frentes: una baja participación relativa, pues aunque hay miles de jóvenes habilitados y más candidaturas, el porcentaje de votantes sigue siendo reducido frente al censo; brechas de visibilidad y comprensión, dado que muchos aún desconocen la importancia, funcionamiento e impacto de estos consejos, lo que desincentiva acudir a las urnas y el involucramiento más allá del voto; débil articulación institucional, que exige mayor coordinación entre Estado, gobiernos locales, medios y organizaciones juveniles para garantizar alcance, seguimiento y pertinencia territorial; y riesgos sobre la independencia y representatividad, ante la posibilidad de que las dinámicas sean capturadas por estructuras partidistas tradicionales, poniendo en duda si los CMLJ reflejan realmente la voz de las juventudes.
¿Por qué importa esta elección juvenil?
La participación de los jóvenes en espacios como los CMLJ tiene múltiples ventajas: fortalece la democracia participativa, legitima la política juvenil, permite que las nuevas generaciones incidan en políticas públicas (educación, empleo, cultura, tecnología), y genera una cultura cívica que va más allá de las elecciones tradicionales. Sin embargo, para que ese potencial se cumpla, estos espacios deben funcionar no solo como una elección simbólica, sino como instancias activas de interlocución, incidencia y seguimiento.
La jornada electoral de los CMLJ es una apuesta por la participación juvenil y por la renovación democrática del país. Los números muestran avances: más jóvenes habilitados, más candidaturas, mayor visibilidad. Pero también dejan en evidencia que el camino hacia una participación juvenil plena y significativa aún está en construcción. Como señalan los organismos y analistas, la clave estará en que el Estado, los gobiernos locales, los medios y las juventudes mismas asuman juntos el reto de hacer visibles estos espacios, fortalecer su funcionalidad y garantizar su impacto real.
Con información de la Registraduría Nacional del Estado Civil, Defensoría del Pueblo y MOE.





